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Crisisteca: La crisis en el Estado español. El rescate de los poderosos

En medio de este mareo para perdices que son las declaraciones, las lecturas interesadas y falsas,  y las decisiones a raíz de la última crisis capitalista tomadas por el gobierno español y  gobiernos autonómicos conviene pararse y repasar cuales han sido esas medidas tomadas y sus efectos.

En eso se han empeñado las gentes del Seminario Taifa, que son un grupo de economistas que hacen estudios con datos y análisis críticos sobre la situación del capitalismo español, con algunos apartes para el catalán, que también tiene lo suyo. Sus documentos se pueden conseguir impresos en librerias alternativas, pero también se pueden descargar gratis en su web.

El último informe es de mayo y dedican sus 100 páginas (en neto) a recopilar y revisar  la política económica del PSOE desde el estallido de la crisis financiero-inmobiliaria, y todo lo que ha traido. «Lo que pretendemos es ilustrar el impacto de esta crisis en la población del estado español, y especialmente en el bienestar integral de sus clases populares» , cuentan en la introducción

El trabajo viene muy bien para ver la perspectiva y la secuencia de las declariaciones, anuncios, amenazas y decisiones finales de la banca, los grandes empresarios y el gobierno, que a veces deciden por separado y otras en consenso, con el único objetivo de rescatar a los poderosos.

Los dos primeros capítulos son extractos o resúmenes de informes anteriores del Seminario Taifa que sirven para contextualizar las causas de la crisis en España. El primero habla de la implosión del sistema productivo (está muy bien la autopsia que hacen del sistema inmobiliario y de la burbuja financiera que provocó), y el segundo sobr el impacto en el mercado del trabajo, con un apartado dedicado al efecto de la crisis sobre la población inmigrante.

Los capítulos principales del trabajo son el tercero, dedica a las principales políticas económicas. Incluye una excelente cronología de los hechos y un relato de la intervención pública del Estado español en sus progresivas etapas desde la negación de la crisis al salvamento de los bancos o la reducción de impuestos para las empresas y rentas altas. Hacen también un repaso a la política de vivienda, elemento clave para entender la crisis y las decisiones del gobierno de Zapatero.

El cuarto capítulo trata sobre cómo esas políticas económicas han empeorado la calidad de vida  y han aumentado las desigualdades sociales. Empieza el capítulo fijando el concepto de desigualdad y a continuación entra a mostrar cómo el mercado de trabajo a través de los salarios y legislación laboral, y también el mercado de la vivienda y el recorte de los servicios sociales han configurado una sociedad cada vez más desigual socialmente.

La lectura nos lleva por un análisis cronológico donde se van exponiendo hechos y políticas llevadas a cabo. Y como dicen en la introducción es trabajo de referencia para ver cómo esas políticas económicas han precarizado aún más el mercado de trabajo. Muestran que en sí mismo el modelo de crecimiento, en base a la acumulación capitalista, es un modelo falso pues ni siquiera en épocas de mayor crecimiento ha conseguido reducir la desigualdad social y la pobreza, ni mejorar las condiciones de vida de la mayoría de la población.

Todas esas medidas gubernamentales contra la crisis han servido para proteger las grandes empresas construcctoras con subvenciones o cambios de leyes que les permitían mantener beneficios y propiedades. Añádasele a la protección de las rentas más altas la perversa política fiscal (que no es de ahora, ni de este último gobierno) con sus altos índices de fraude fiscal en los tramos más altos de cotización.

La única pega que tienen el trabajo es que repite datos y análisis de situaciones en varios capítulos.

Descarga del informe en pdf, 122 páginas  (4,9 MB)

Por si acaso no queréis leer todo, hay un capítulo de 12 páginas titulado «Resumen para gente con prisa»

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Crisisteca: el gasto militar no está en crisis

Por José Toribio Barba [Introducción del informe que se pude descargar en los enlaces del final del post]

Desde un punto de vista estrictamente económico, el gasto militar es un dispendio que lacera hondamente los recursos que el Estado genera por la vía de los impuestos.En estos días en los que todo el mundo habla de economía no podía faltar el análisis del gasto militar; en este caso, los datos de la liquidación del ejercicio de 2009. También he querido centrarme en otro aspecto sangrante: los programas especiales de armamento.
Si es verdad que el Gobierno no tiene ideas y que está pensando reducir la deuda en 15.000 millones de euros en los dos próximos años, congelando pensiones y reduciendo la ayuda a las personas dependientes y al desarrollo (entre otras medidas), aquí vamos a ofrecer otra perspectiva: entre el gasto militar del ejercicio de 2009 (o el de 2010, que será similar) y la deuda y compromiso de gasto generado por los grandes programas de armamento, tendríamos para cubrir esos 15.000 millones y aún nos sobrarían 41.131 millones de euros.¿Quién da más?

El gasto militar no sólo genera una enorme deuda en los ejercicios corrientes (este trabajo se dedica, en parte, a analizar esta dimensión, a ver la diferencia entre lo presupuestado y lo gastado, puesto que siempre se gasta más, con lo que se genera un déficit que se tiene que financiar con Deuda Pública) sino que, además, la genera hacia el futuro. Un ejemplo son los grandes programas de armamento.No es sólo que el compromiso de gasto se acerque a los 30.000 millones de euros; también lo es que ese dinero, prestado sin intereses a un selecto grupo de empresas, no ha reportado beneficio alguno al erario y sí una enorme Deuda Pública.

Ver artículo publicado en Rojoynegro (1 página, PDF)

Descargar el documento completo (16 páginas, PDF)

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Crisisteca: Reducir el gasto militar para salir de la crisis

En otros paises que están también en crisis ya se han tomado medidas para reducir el gasto militar. Pero los gobiernos de Zapatero, que entró retirando las tropas de Irak, ha ido manteniendo y aumentando en todos lo presupuesto el gasto militar. Y la política respecto a la venta de material militar de doble uso a paises con conflicto (Israel, Turquía, Colombia…) no ha cambiado a penas
De hecho, la última medida de reducción del deficit de ayer sábado 3 de julio fue reducir en 10.600 empleos la Administración General del Estado, excluyendo, eso sí, a los militares no se les toca.
A qué tanto empeño en mantener nuestro desproporcionado ejército y presupuesto militar.
Obama llamó a Zapatero un día antes del anuncio de medidas de recortes de gasto. Unos cuentan que para pedirle que tomara esas medidas, pero otros añaden que también para recordarle que el recorte no debería afectar a la misión militar española en el exterior.
Este artículo de Pere Ortega da unos cuantos datos y desmonta, de paso, el mito de que las inversiones en gasto militar son productivas y crean empleo.

Reducir el gasto militar para salir de la crisis

Pere Ortega, junio 2010

Las medidas anunciadas por el gobierno de Rodríguez Zapatero para hacer frente a la crisis van dirigidas solamente a reducir el déficit público del Estado y así contentar las demandas del FMI y la UE para favorecer la recuperación de los mercados financieros.
Las medidas se concretan en reducir los salarios de los funcionarios, algunos gastos sociales, inversiones en infraestructuras, congelar las pensiones de los jubilados y poca cosa más. En general, son un despropósito, pues si bien reducirán el déficit de las cuentas públicas, por otro lado también mermarán sus ingresos al reducirse el consumo de la población a través de la reducción de salarios y no servirán para crear más ocupación y reactivar la economía.
Una oportunidad del gobierno para encontrar soluciones socialmente progresistas a la crisis, sería, entre otras posibles, reducir recursos del gasto militar para destinarlos a la economía realmente productiva, aquella que está ligada al desarrollo, a través de la salud, la educación y el crecimiento económico. Por ejemplo, sólo haría falta anular algunos de los gastos militares más inútiles, sobre todo los destinados a inversiones en nuevos armamentos para liberar recursos y hacer frente al déficit público así como para crear más ocupación.

En el Estado español el gasto militar del año 2010 está previsto sea de 18.000 millones € (50 millones € al día), de los cuales 2.414 millones € irán destinados a inversiones, en su mayoría para adquirir nuevos armamentos; en I+D se dedicarán 1.182 millones € en ayudas a industrias militares para investigar nuevos tipos de armas. Entonces, el Gobierno lo tiene bien fácil, sólo haría falta suspender las ayudas en I+D y la adquisición de algunos de los grandes proyectos, como por ejemplo el avión de combate EF-2000, el helicóptero Tigre, el avión A400M, el submarino S-80, o el blindado Leopard, con un coste global, de aquí a que finalicen los proyectos de 15.000 millones €. También podría retirar las fuerzas militares del exterior, especialmente las destinadas en la guerra de Afganistán, que el año 2009 tuvieron un coste de 713 millones € y que este año superarán más de 1.000 millones habida cuenta que se ha ampliado en 500 soldados el número de tropas a desplegar.

Otra cuestión es el número de fuerzas armadas de que dispone el Estado, este año se aspira llegar a 130.000 efectivos, y el objetivo es incorporar cada año entre 2000 y 4000 hasta llegar a los 170.000 efectivos. La crisis abre la oportunidad para un debate sobre cuáles son los peligros y las amenazas que sufre la sociedad española para mantener un ejército sobredimensionado, y adaptarlo a las necesidades reales de la defensa del país. Un ahorro en este terreno pasaría por no incrementar con más soldados este año 2010, y planificar una reducción de tropas a partir del año próximo hasta una cifra más razonable de 50.000 efectivos.

Unas reducciones presupuestarias de este tipo permitirían liberar del orden de 8.000 millones € anuales al Estado, e irían por el camino iniciado por otros países europeos. Primero fue Grecia que anunció una reducción del gasto militar de 1.000 millones € para este ejercicio. Y ahora Angela Merkel acaba de anunciar un plan de ajuste para Alemania en el que incluye una reducción de 40.000 efectivos de sus fuerzas armadas en los próximos cuatro años. Italia y Francia han suspendido algunos proyectos militares.

Alguien aducirá que eso es arrojar más gente al paro (soldados y trabajadores de industrias militares). No si se planifica una conversión de las industrias hacia la producción civil y a los militares se los recoloca en la administración en servicios civiles. Ahora tenemos una Unidad Militar de Emergencias, pues se convierte en una Unidad Civil de Emergencias y se convertirá en más eficiente y más barata, pues no llevarán armas.

Una cuestión que se acepta de manera generalizada desde el ámbito político y económico más ortodoxo, es que el aumento de recursos destinado a gasto militar es una inversión productiva en términos de eficiencia económica. Falso, el gasto militar entorpece el crecimiento de la economía productiva. De una parte, porque genera endeudamiento público, el cual comporta inflación al impedir que se generen ingresos en las arcas públicas; por otra, porque impide que recursos monetarios, de bienes de equipo, de conocimientos tecnológicos y de mano de obra improductiva que consumen los ejércitos y la producción de armamentos, que destinados al sector civil generaría mayores beneficios, a través de los denominados “costes de oportunidad”.

A lo que cabe añadir, la dependencia y subordinación de la industria militar del Ministerio de Defensa de los estados, lo cual hace que las industrias militares no desarrollen preocupación por el control de costes, no produciendo economías de escala y encareciendo el precio final del arma, que sea cual sea su coste acabará siendo igualmente adquirida por el estado. Esto ocurre en el sector militar industrial español, dónde no hay competencia, ni control sobre costes. Un par de ejemplos: el avión EF-2000 tenía un coste inicial de 6.263 millones € hoy es de 10.795; y el avión A400M con un coste inicial de 4.442 millones €, ahora España deberá contribuir con 550 millones para financiar los gastos suplementarios (4.000 entre España, Alemania, Francia y Turquía) que los atrasos han producido. Ambos aviones fabricados por Airbus Military obedecen a cuestiones de estrategia política, pero no tienen ninguna de racionalidad económica.

Así, una parte de los recursos que se tendrían que destinar al desarrollo real y crear riqueza desde el sector civil, se dedican a un servicio público de ineficiencia económica y social. Esta inercia de considerar las fuerzas armadas y el gasto que ocasionan, como un servicio social y económicamente productivo hace falta que sea revisada. Y la crisis es una buena oportunidad para abrir el debate sobre las amenazas que se ciernen sobre el territorio español y la necesidad de mantener un gasto militar tan elevado.

Enlace al artículo original

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Crisisteca: Cuando a la riqueza se la llama escasez

Con tanta producción de textos de análisis y contra análisis sobre la crisis capitalista a uno casi no le queda tiempo para movilizarse contra la propia crisis.

Iré colgando documentos interesantes al respecto en esta «Crisisteca». O que me parecen a mí interesantes.

Este que publicaba Diagonal en su número actual se pone sobre aviso a aquellas organizaciones sociales y políticas que aún piden que se insista en volver a la vía de la economía capitalista de producción y consiguiente distribución de los benecifios. La famosa y rogada re-industrialización. Deseo ilusorio cuando el capitalismo cada vez más va a sacar los beneficios de la financiarización (¡toma palabro!) de todo. Y en el todo se incluye lo que hasta ahora era abundante y colectivo (educación, sanidad, cuidados, conocimiento). Un texto interesante para ir descartando tomar caminos sin salida.

Cuando a la riqueza se la llama escasez

Emmanuel Rodríguez / Grupo de estudios Observatorio Metropolitano

Nada podría ser más penoso que seguir considerando la actual encrucijada política como una crisis de empleo o según las reformas precisas para salvar una máquina económica atorada. En los cerca de dos años y medio que llevamos desde que se declarasen los primeros síntomas de esta nueva Gran Depresión, hemos pasado de la negación al desconcierto, de la desesperación a los “brotes verdes”, y de la esperanza de una pronta salida, a una situación de estancamiento continuo que seguramente llevará varios meses, cuando no años. Y sin embargo, no ha faltado tiempo a reformistas e izquierdistas para proclamar la vuelta al keynesianismo –en el que, ciertamente, gracias al gasto público deficitario se ha logrado contener los impactos más duros– e incluso para proclamar la muerte del capitalismo financiero y el fin de la era neoliberal. Se equivocan.

Artículo completo: http://www.diagonalperiodico.net/Cuando-a-la-riqueza-se-la-llama.html

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