Uno de los episodios de la historia de Alcalá más olvidados es la sublevación comuniera del siglo XVI, uno de esos momentos en que el Pueblo de Alcalá tomo en sus manos su forma de gobernarse y se enfrentó al poder establecido. Tal vez esa sea la explicación: es un momento y un ejemplo que no interesa difundir a quienes vencieron a aquella revolución.
El 7 de marzo de 1521 entraban en Alcalá las tropas comuneras al mando del obispo Acuña, uno de los líderes de la revolución. No es que ese día empezara la sublevación popular en Alcalá; pero es que es el único día concreto conocido que sirva de anclaje en la memoria y en el calendario para recordar aquel movimiento popular.
Pero poco a poco y por el empeño de nuevos historiadores vamos recuperando la historia popular de nuesta ciudad. Y este es el caso. Traemos aquí ponencia que se presentó sobre este tema en el último encuentro de historiadores del Valle del Henares, presentada por Ángel Carrasco. A continuación podréis leer una verisión reducida a base de extractos y al final del post podéis descargar la poencia completa.
Muchas gracias al amigo Ángel por su trabajo y por cedérnoslo.
EPR
LA REVOLUCIÓN DE LAS COMUNIDADES DE CASTILLA EN ALCALÁ DE HENARES (1520-1521)
Angel Carrasco Tezanos
(…) LOS ACONTECIMIENTOS
La revolución comunera estalló en Alcalá de Henares en septiembre de 1520. Así lo corroboran las declaraciones de varios testigos interrogados en los memoriales que se hicieron a favor y en contra del rector Juan de Hontañón después de la derrota de los comuneros2. No estuvo Alcalá entre las ciudades pioneras de la sublevación como Madrid, Toledo o Segovia, que comenzaron la protesta en junio. (…)
El ataque del ejército real a Medina del Campo, que se negaba a entregar la artillería, con el subsiguiente incendio que arrasó buena parte de la ciudad, provocó una enorme indiganación en toda Castilla. La rebelión entonces explotó y se extendió a otras ciudades, entre ellas Alcalá, donde según las declaraciones de varios testigos recogidos en los mencionados Memoriales se cambiaron las autoridades municipales y se hizo un juramento público de fidelidad a la Comunidad4. Emisarios de Toledo y Madrid, principales focos comuneros al sur del Sistema Central, llegaron a Alcalá (…)
Aparte de los cambios hechos en la composición del Ayuntamiento, incorporando a gente proclive al movimiento comunero, el proceso parece que fue en general pacífico y no conllevó, de momento, violencias o represalias de ningún tipo. El mencionado administrador del Arzobispado de Toledo, que residía entonces en Alcalá, siguió ejerciendo sus funciones.
Poco más sabemos de lo que aconteció en la villa en los primeros meses. Ignoramos, por ejemplo, la composición de este primer ayuntamiento comunero y las medidas tomadas por él. (…) En el mismo septiembre de 1520 un capitán de Buitrago llegó a Alcalá en busca de soldados para el ejército comunero y al parecer encontró muchos voluntarios. (…) En enero de 1521 un delegado de la Junta central comunera estuvo en la villa para entregar una carta de ésta al ayuntamiento y al vicario, lo que indica que Alcalá mantenía contactos con el máximo órgano de la revolución.
A comienzos del mes siguiente se produjo el primer acto de represalia contra un cargo o una personalidad sospechosa de actitud anticomunera. El mencionado Francisco de Mendoza fue expulsado de la ciudad y se refugió en Guadalajara bajo la sombra del duque del Infantado, el principal foco realista en la región. El cargo de vicario pasó a Diego de Avellaneda.
En fin, los sucesos que acabamos de relatar apuntan a que Alcalá de Henares se mantuvo en el bando de las comunidades todo este tiempo. Sin emabargo, el revuelo y la alteración que ocasionó la llegada del obispo comunero Antonio de Acuña en marzo de 1521 ha hecho pensar a algunos que Alcalá estuvo al margen del movimiento hasta la entrada de este personaje, verdadero agitador donde los haya. Esto es lo que parece pensar, por ejemplo, Manuel Danvila. El autor de los Annales Complutenses, redactados a mediados del siglo XVII, afirma incluso que Acuña intentó entrar en secreto en la ciudad para sublevarla pero fracasó. (…) Acuña no solamente entró en la villa a plena luz del día sino que la ciudad estuvo en manos de los comuneros hasta el final. Por otro lado, como hemos visto anteriormente, la adhesión de Alcalá a las comunidades de Catilla se había producido mucho antes.
(…) Acuña cruzó las puertas de Alcalá el 7 de marzo de 1521 entre grandes aclamaciones y fue recibido por las autoridades municipales y por las principales personalidades de la villa. Permaneció en ella cuatro días y después continuó su marcha hacia Toledo. Como algunos temían, la vida política local dio un vuelco. El movimiento comunero adquirió renovado impulso, comenzando una fase más radical. Por de pronto, los habitantes de la villa renovaron el juramento de fidelidad a la Comunidad en otro acto público junto a la puerta de San Justo y Pastor al día siguiente de la entrada del obispo. Por las calles desfilaban gentes gritando «¡Comunidad! ¡Comunidad! ¡Acuña! ¡Acuña!» (…)
Tras la marcha del obispo, Alcalá continuó en las manos firmes de los partidarios de la Comunidad. Pero ahora había que decantarse claramente. Los que en secreto conspiraban contra ella, o eran sospechosos de esta conducta, fueron destituidos de sus cargos y algunos de ellos atacados. Entre las víctimas figuraba el nuevo vicario Avellaneda, cuya casa fue saqueada. Él y Alonso de Castilla fueron además maltratados porque se decía que mantenían secretos contactos con el duque del Infantado. La casa de Pedro de Tapia, alcaide de la fortaleza de Santorcaz, fue igualmente derribada y saqueda en marzo por negarse a entregar el bastión a los comuneros. Al mes siguiente el ayuntamiento de Alcalá le incautó el cereal que tenía almacenado en los graneros arzobispales de los Santos de la Humosa11. La facción procomunera adquirió también mucha fuerza en la Universidad.
Todos esos acontecimientos ocurrieron en la fase final del movimiento, marzo-abril de 1521. El fin de la Comunidad de Alcalá fue silencioso y rápido. El hecho se recoge lacónicamente en una carta del 7 de mayo del Almirante de Castilla que dice que el duque del Infantado restableció el poder real en la villa complutense en unas pocas horas12. Esto hace pensar que Alcalá negoció su rendición como tantas ciudades de Castilla después de la derrota de Villalar, hecho que confirman tanto Manuel Danvila como el cronista de los Annales Complutenses, aunque este último parece situar la capitulación antes de cuando en realidad sucedió13. En cuanto al papel del duque ya hemos visto como los sectores anti-comuneros alcalaínos etuvieron siempre en estrecho contacto con él. De hecho el rector y varios colegiales de la Universidad todavía en junio le pedían en una carta que pusiera orden en la Universidad porque todavía persistía la agitación comunera en ella.
(…) sí hubo represalias económicas. Los responsables políticos del saqueo de la casa del alcaide Pedro de Tapia y de la expropiación del grano que este tenía en Los Santos de la Humosa, así como una larga lista de participantes directos en el primer acto fueron castigados con severas multas, aunque la cantidad final fue rebajada por la Real Chancillería. (…). Estos pleitos constituyen una fuente valiosa para investigar otros aspectos del movimiento comunero en Alcalá, como el grado de participación popular, el origen social de los participantes, la composición y el funcionamiento del ayuntamiento comunero y la interacción entre la población y las insituciones locales en los últimos meses de la Comunidad complutense.
EL AYUNTAMIENTO COMUNERO Y LA PARTICIPACIÓN POPULAR
Los actos públicos de juramento de fidelidad a la Comunidad en la puerta de la iglesia Magistral, el recibimiento multitudinario al obispo Acuña el 7 de marzo o los grupos de personas gritando consignas a favor de este último y de la Comunidad por las calles de Alcalá son indicaciones de que la causa comunera contó con un amplio apoyo popular en la villa. El autor de los Annales Complutenses dice que «los que seguían la voz de la comunidad eran muchos»
Téngase además en cuenta que quienes dan testimonio de estos hechos son, en general, hostiles al movimiento o lo dan en un momento posterior a la derrota y, por lo tanto, claramente desfavorable a la revolución. De todas formas, no hay que descartar que en todos esos testimonios pueda haber un tanto de exageración. La imagen de un apoyo popular masivo a la revolución no beneficiaba la imagen de ésta, pues en la mentalidad jerárquica y estamental que se estaba imponiendo en la época las preferencias del pueblo no solo no eran tenidas en cuenta, sino que servían para descalificar las opciones políticas contrarias. Lo que contaba era la posición de los privilegiados (…).
Con todo, los pleitos de la Real Chancillería nos ofrecen una visión más objetiva sobre la participación numérica en el movimiento comunero en Alcalá, y esta nos confirma la impresión de que muchos vecinos complutenses lo apoyaban. El pleito sobre el saqueo y derribo de las casas del alacaide Pedro de Tapia, considerado «traidor» a la Comunidad, terminó con la condena nada más y nada menos que de 128 alacalaínos. Si tenemos en cuenta que el Censo de 1528 contabilizó 850 «vecinos», estamos hablando de un número equivalente al 15% de la población adulta al frente de un hogar. El otro juicio condenó a los 21 responsables políticos de la decisión que llevó a la expropiación y toma del grano propiedad del susodicho alcaide almancenado en los b graneros de los Santos de la Humosa. Pero en la toma física del pan, que fue detalladamente registrada por un escribano, participaron tal cantidad de personas que su enumeración ocupa casi cuatro folios del proceso.
Más allá de estos datos cuantitativos sobre acciones puntuales hay otra dimensión más importante, de tipo más cualitativo, que conviene subrayar, como es la apertura de mayores canales de participación política durante el tiempo que estuvo vigente la Comunidad de Alcalá. Esto se ve principalmente en la composición del ayuntamiento y en el funcionamiento del mismo.
La sentencia ejecutoria sobre la toma del pan nos ha dejado un testimonio concreto, y fascinante, de lo que era un ayuntamiento comunero. Lo que destaca en él es la presencia de nueve diputados populares junto a tres regidores, un alcalde, un alguacil mayor, un procurador, un solicitador y el capitán de la Comunidad (…).
¿Qué eran estos «diputados»? La nomenclatura que acabamos de exponer raramente la vamos a encontrar en otro momento histórico. (…) Estos, sin embargo, no eran en absoluto una novedad en Alcalá, ya que su rastro y origen puede econtrarse tanto en los procuradores del estado de pecheros del siglo XV como en la presencia de vecinos en la elaboración de legislación concejil (…). Por lo tanto, los «diputados» del ayuntamiento de Alcalá eran representantes pecheros, es decir, populares, elegidos por parroquias. Sin embargo no parece que la norma se llevara mucho a la práctica antes de 1520, pues en 1513 los caballeros no dejaban entrar ni al procurador a las reuniones del ayuntamiento. Durante la revolución comunera, sin embargo, los diputados no solo estaban presentes sino que, como hemos visto, tomaban las decisiones y su peso era tan importante que cuando se nombraba al ayuntamiento se le denominaba como ayuntamiento de diputados. (…)
SOCIOLOGÍA DEL MOVIMIENTO COMUNERO EN ALCALÁ
Un aspecto esencial de la radiografía de los movimientos sociopolíticos es el origen social de sus participantes. (…) Lo primero que llama la atención es la escasa presencia de nombres de familias de caballeros destacados en Alcalá en el siglo XV y primer tercio del XVI. Apellidos como Ayala, Cetina, Olmedilla, Vera, Alcocer, Antezana y, por supuesto, Mendoza35, no aparecen entre los que formaban el ayuntamiento comunero de marzo y abril de 1521 ni se les menciona en las listas de condenados. El contraste también es evidente al comparar los nombres de los oficiales y diputados de ese concejo con los más repetidos en las nóminas de cargos concejiles de 1480-9136 y con la lista de caballeros que fundaron en 1561 la cofradía de los Santos Niños Justo y Pastor37. Las grandes familias no tuvieron ninguna intervención destacada o decisiva en el movimiento comunero, salvo unas pocas excepciones.
Una de estas excepciones es sin duda Guzmán de Herrera, que fue capitán de la comunidad tal como afirmaron algunos testigos de los Memoriales sobre la actuación del rector de la Universidad y tal como confirma el documento de la Chancillería que hemos estado analizando. (…)
Ahondando más en la composición social de los comuneros alcalaínos, 44 de la larga lista de condenados por el asalto y derribo de la casa de Pedro de Tapia vienen nombrados con sus profesiones39. En ellas están representados todos los sectores productivos de la ciudad, desde el primario (hortelanos y labradores, que suman 4 miembros) al terciario (boticarios, carniceros, un tabernero, un licenciado… 15 personas en total), siendo el más destacado numéricamente el de los artesanos (25 condenados), de los que sobresalen los seis sastres y los tres zapateros (véase la tabla). Entre los miembros del ayuntamiento de marzo y abril de 1521 se mencionan un tapiador, dos bachilleres y dos licenciados. En suma, podemos confirmar que en Alcalá de Henares, como en otras ciudades castellanas, las gentes con oficio y, singularmente, los artesanos tuvieron un protagonismo esencial en la movilización comunera. (…)
CONCLUSIONES
Alcalá de Henares participó en el movimiento comunero desde septiembre de 1520 hasta principios de mayo de 1521. A partir de febrero, y tras la expulsión del vicario arzobispal se fue radicalizando hasta alcanzar su apogeo en marzo y abril de 1521, especialmente tras la llegada del obispo Antonio de Acuña. Por aquel entonces funcionaba en Alcalá un ayuntamiento formado por los oficiales habituales del concejo castellano bajomedieval (aunque solo con tres regidores) más un grupo de nueve representantes del estado pechero denominados diputados. Además, como recogen los testimonios de los documentos de la Chancillería, era frecuente la presencia de vecinos en las sesiones del concejo exponiendo sus demandas.
El análisis de la composición social de los comuneros alcalaínos muestra el peso importante que tuvieron las gentes con oficio y en particualr los artesanos en la movilización, sin faltar los letrados y titulados universitarios (licenciados y bachilleres, cuatro miembros en el ayuntamiento de marzo-abril de 1521). Pero la sociología del movimiento fue en general variopinta. Había gran número de oficios y profesiones de todos los sectores productivos y una gran diversidad de fortunas económicas, así como unos pocos miembros del estamento privilegido (caballeros y pequeña nobleza local). Estos últimos, sin embargo, no tuvieron ni un peso ni una participación determinantes en la marcha y conducción del movimento, que más bien se dirigió principalmente contra la gente de su casta, como atestigua el autor de los Annales Complutenses cuando dice que «los que seguían la voz de la comunidad eran muchos y querían tropellar a los nobles y a otros que los seguían». Con todos estos rasgos la acción de los comuneros de Alcalá adquiere el perfil de un movimiento de los pecheros, pobres y ricos, contra la oligarquía de privilegiados que monopolizaba o intentaba monopolizar el poder concejil.
En definitiva, el movimiento comunero de Alcalá, como el de otras ciudades y villas castellanas, amplió la participación política en los organismos políticos locales y dio voz a los que no la tenían. Su fracaso consolidó no solo el absolutismo monárquico en las instituciones centrales, sino el concejo cerrado en los municipios, dando así fin a un proceso de oligarquización que venía produciéndose desde, al menos, el siglo XIV y contra el que los pecheros habían opuesto una enconada y tenaz resistencia. Se tardará varios siglos en volver a oir, con tanta fuerza, la voz del pueblo en los ayuntamientos.
Enlace al texto completo y original (14 páginas): La revolucion de las Comunidads de Castilla Alcalá, Ángel Carrasco